address: aristóbulo del valle and falucho, mar del plata, argentina
architect: debora di veroli
date: 1970
En 2006, Débora Di Veroli cumplió 80 años y
presentó su libro “Debora Di Veroli, arquitecta”. Reconozco que hasta
que apareció el libro editado por Hernán Bisman y Marcelo Robles, no
sabía absolutamente nada de Débora DV. Pero siempre había amado una de
sus obras: El Mirador Cabo Corrientes.
La propia Débora
DV. explicó así la publicación: ““Un libro, acerca de la vida, obra y
reflexiones del autor, no es cosa fácil... Pero, aún sin tomarlo como un
homenaje a uno mismo, o como un testamento, hay momentos en los cuales
el cierre de un período, o un balance del transcurso de una larga vida,
inducen a la poca modestia de escribirlo. El libro incluye mi biografía y
el relato del desarrollo de una carrera, hecha con esfuerzo y creo, con
visión de futuro. Incluye una extensa documentación fotográfica que a
muchos sorprende, ya que hasta el momento ha sido poco difundida.
Mi paso por el Bowcentrum de Rotterdam fue en el año 1966, magnífica y
enriquecedora experiencia que me abrió un nuevo panorama y me dejó un
caudal de conocimientos y el sueño de aplicarlos para mejorar el
desarrollo de mi país, la planificación urbana y la vivienda. He
intervenido en muchos planes y trabajos, he tenido mi lucha para salvar
lo salvable de las fauces del mercantilismo. Me queda a esta edad el
diploma amarillento y desvaído, el entusiasmo y el amor por mi patria y
por Holanda, y el agradecimiento por la cultura y el exquisito grupo de
compañeros, que como yo, no se olvidan del lejano país que tan
generosamente nos ayudó a formarnos.”
Es fácil amar al
Mirador. Sale solo. Pero no es fácil defenderlo. Cuando apareció el
libro, un tal Sergio Kiernan, de Página 12, lo llamó adefesio. La
mayoría de la gente bienpensante opina lo mismo. Pero veamos, si el
terreno es uno de los más magníficos de Mar del Plata, Débora DV,
entiende que en ese cabo glorioso no se puede poner cualquier cosa, e
inventa un edificio descomunal y diferente a todo. El basamento curvo
acompaña a la avenida Peralta Ramos y separa las cuatro torres del piso,
que parecen flotar sobre las rocas del Paseo Jesús Galíndez. Arma el
acceso hacia atrás, en la esquina de Falucho y Aristóbulo del Valle, y
lo separa de la calle con un jardín con fuente y escalinatas de piedra,
estilísticamente apropiado al barrio. Ni que decir que con ese abanico
gigante de hormigón consigue que todos los departamentos tengan vistas
al mar, el bien más preciado. Sin balcones, pero con larguísmas
“fenetres a longuer”, las cuatro torres de 16 pisos están articuladas
por un cuerpo que vuelve a reproducir la curva de la avenida Peralta
Ramos. En los subsuelos están las cocheras, y en el basamento, oficinas y
locales comerciales, además de una de las más espectaculares terrazas
de Mar del Plata con pileta y guardería para niños. Para los que hablan
de especulación, les digo que el edificio ocupa solo el 24% de la
superficie del terreno. Criticado, horriblemente pintado, el Mirador me
parece que –lo mismo que las ramblas de Bustillo y Testa- interpreta
magníficamente el paisaje marplatense: Las únicas rocas sobre el largo
litoral marítimo bonaerense, el Atlántico siempre helado y furioso, la
ciudad de multitudes.
miércoles, 25 de abril de 2012
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Realmente, nunca me molestó. Todos lo odian, pero me parece agradable.
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