martes, 6 de noviembre de 2012

kips bay branch, new york public library

address: 446 3rd avenue, new york, united states
architect: giorgio cavaglieri
date: 1971

Giorgio Cavaglieri nació en Venecia, en 1011 y se graduó de ingeniero a los 22 años en Milán. Como tantos otros, después de la Segunda Guerra se radicó en Estados Unidos, y en 1946 abrió su estudio en Manhattan. Pero su genial intuición fue la de reutilizar edificios históricos, desafectados, para nuevos programas. Ya en 1955 – si, 1955- transformó unos viejos almacenes abandonados en las oficinas de una firma comercial; y en los 60s recicló el edificio donde había funcionado el Jefferson Market Courthouse en una biblioteca pública. El Jefferson Market lo puso en el foco de la crítica arquitectónica vinculada a la historia de la arquitectura, y gracias a Ada Louise Huxtable es convocado para transformar la biblioteca Astor en el New York Shakespeare Theatre, uno de sus trabajos más reconocidos. Si bien su estudio se especializó entonces, en lo que actualmente se conoce como reciclaje, también realizó algunas obras nuevas como el elegantísimo showroom para Olivetti en San Francisco –a mi gusto, a la altura de la gran joya Olivetti, el showroom en la Piazza San Marcos, Venecia, proyectado por Scarpa-, o la Kips Bay Branch, en Nueva York: un edificio extremadamente sobrio, elegante, confortable y medido, todo de ladrillos, y como bien acotó el amigo Abaca, sostenido en “la dialéctica entre la horizontal y la diagonal”.

Junto a su trabajo como proyectista, Giorgio C. trabajó infatigablemente como articulista y como miembro de organizaciones para la salvaguarda del patrimonio arquitectónico. En sus escritos, tal vez por primera vez, se expresó claramente la noción del reciclaje. Es decir, las ventajas que entraña la reutilización de edificios existentes adaptándolos a nuevos usos, y lo que eso significa para la economía urbana. Creo sinceramente que fue Giorgio C. quien logró unir el conocimiento algo displicente de los historiadores, solo interesados por la pieza “per se”, con los problemas del proyectista, generalmente solo interesado en deshacerse lo más rápido posible de cualquier cosa preexistente que le oponga resistencia a su obra, introduciendo la noción de patrimonio en el debate arquitectónico y urbano.  
 





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